La despedida de un maestro

Agustín Squella
Universidad de Valparaíso, Chile

La despedida de un maestro

Isonomía. Revista de Teoría y Filosofía del Derecho, núm. 10, 1999, pp. 251 -253

En el hermoso Palacio de la Magdalena, a orillas del Cantábrico, un grupo de conocedores de la obra de Norberto Bobbio nos reunimos en el verano de 1992 para impartir un curso sobre el pensamiento del autor italiano. El curso debía ser clausurado con una intervención del propio Bobbio, pero éste no llegó. Una operación de urgencia lo retuvo en Turín y los participantes en el curso tuvimos que contentarnos con que nuestro coordinador -Gregorio Peces-Barba- diera lectura al texto que Bobbio había preparado para la ocasión.

Bobbio tenía entonces 84 años y todos pensamos en un retiro definitivo de las lides políticas e intelectuales. Nos equivocamos, sin embargo, porque después de 1992 Bobbio publicaría tres nuevos libros: Derecha e izquierda. Razón y significado de una distinción política, De senectute y Autobiografía.

El primero de esos libros rescató la díada derecha-izquierda y postuló que entre ambas es la igualdad la que hace la diferencia. El segundo trató de la vejez y de lo que un hombre es capaz de sentir cuando se encuentra ya al final del camino y sabe que no dispone de tiempo suficiente para completar la ruta. El tercero, en fin, es un recuento de los días vividos por el autor desde su infancia y concluye con un capítulo cuyo título -«Despedida»- elimina la probabilidad de nuevos libros de Bobbio.

Autobiografía, que es el resultado de un año de conversaciones de Bobbio con Alberto Papuzzi, pasa revista con gran serenidad a las batallas políticas, intelectuales y universitarias que Bobbio ha dado a lo largo de su vida. Desde la resistencia al fascismo hasta el descubrimiento de la democracia. Desde la instalación de esta forma de gobierno en Italia hasta las dudas sobre el futuro de la democracia. Desde la universidad silenciada hasta los claustros rebosantes de ideas e inquietudes. Desde la cátedra universitaria hasta la polémica pública a través de la prensa de su país. Desde la solemnidad de las declaraciones de derechos humanos de la posguerra hasta su violación descarada o encubierta en casi todos los países del mundo.

La edición castellana de esta obra tiene un prólogo de Gregorio Peces-Barba, uno de los mejores conocedores españoles del pensamiento de Bobbio. Ese prólogo concluye con una mención a la sencillez, el respeto y la tolerancia que el maestro transmite invariablemente a quienes lo visitan en su casa de la Via Sacchi, en Turín, lo cual nos hace recordar un pensamiento de Bobbio que resume muy bien su propia personalidad intelectual y su talante moral: «He aprendido a respetar las ideas ajenas, a detenerme ante el secreto de cada conciencia, a entender antes de discutir y a discutir antes de condenar».

Bobbio estuvo en Chile el año 1986, invitado por la U. Católica y por la U. de Valparaíso. En esta última, los estudiantes desplegaron un lienzo para recibirlo. El lienzo decía: «Bienvenido profesor Bobbio. Los que luchamos por la democracia y la libertad lo saludan». Bobbio insistió en hacer una fotografía de ese lienzo y la correspondiente lámina aparece ahora entre las páginas de la Autobiografía, junto a otras que muestran la evolución de la vida pública y familiar del autor. La última de esas fotografías, tomada en 1996, lo muestra levantando un bastón con su mano izquierda, mientras ensaya una sonrisa que queda desmentida por la profunda fijeza de su mirada.

Nunca es posible reconstruir del todo una vida y es por eso que Autobiografía se concentra en los momentos más importantes de la de Bobbio, destacando la función civil que él procuró otorgar a sus lecciones de Filosofía del Derecho. Una función civil que consistió, dice él, en «alzar los problemas de naturaleza política a cuestiones filosóficas y, en último término, a cuestiones de conciencia».

Por mencionar uno de esos problemas, Bobbio, como se sabe, resiste la idea de que liberalismo y socialismo sean incompatibles, puesto que admitir que lo fueran equivaldría a certificar que también lo son los ideales de la libertad y de la igualdad. Bobbio denomina «liberalsocialismo» al intento por tener sociedades a la vez libres e igualitarias, aunque en su opinión esa fórmula integradora es antes una «actitud del ánimo» y una «orientación de la conciencia» que un partido político organizado. Así, escribe, «siempre interpreté el liberal socialismo no como una fórmula filosófica sino como el programa de un compromiso político que hubiera debido hallar su realización en el reconocimiento de los derechos sociales, exigidos por la tradición del movimiento socialista, como condición previa del pleno ejercicio de los derechos de libertad exigidos por la tradición liberal».

Finalmente, ¿hay algún hilo conductor que dé continuidad a los acontecimientos de una vida, de modo que ésa pueda ser evocada y expuesta con una mínima coherencia y lucidez?

Bobbio encara también esa pregunta y declara no saber la respuesta, porque -tal como se lee en la frase final de este libro suyo- «ni siquiera sabemos si somos nosotros los dueños de nuestro destino».